Hijas e hijos que la presente vieréis y entenderéis cúmpleme en esta ocasión la glosa del último retroceso carpetovetónico de las gentes que nos mandan, retroceso que nos lleva a los tiempos de San Juan de Ribera Edad dorada del chivato en la que el soplo de un lameculos gozaba de mejor credibilidad que el razonamiento del científico y la indagación especulativa del filósofo
Sabed que Fátima Báñez tienta a quienes surcan el ciberespacio al uso de un buzón anónimo para denunciar casos de fraude laboral Denuncia que no es tal porque es secreta y cuando una denuncia es secreta se llama DELACION O sea como en tiempos de San Juan de Ribera que ya lo hemos dicho porque es así
La delación tiene dos ventajas sobre la denuncia: una ventaja subjetiva para quien la hace y una ventaja objetiva para el que instruye. La ventaja subjetiva para quien la hace tiene una naturaleza asimismo dual: a) Se preserva su intimidad y b) se garantiza la inmunidad frente a las presuntas acusación y denuncias falsas. Así por ejemplo si Juan denuncia que Pedro tiene esclavos en su centro de trabajo y de la acusación de Juan nacen actuaciones judiciales y luego resulta que Pedro NO tiene esclavos Juan incurre en infracción si obró con dolo falsario o temerario desprecio a la verdad. Si Juan no denuncia sino que Juan delata esto no es así. Eso uno.
Dos. La ventaja objetiva es que desplaza la carga de la prueba sobre el delatado. Eso se ha visto a lo largo de la historia y en lo de Fátima no tiene porqué dejar de ser así. Así de lo que se trata no es de que la Administración demuestre que Juan tiene esclavos sino de que sea Juan el que demuestre que no los tiene. Es la denominada probatio diabólica, que se creía zanjada con el Marqués de Beccaria y que ahora resucita esta MInistra de Mariano.
Conclusión: vacaciones, esta gente necesita vacaciones. Y cuanto más largas y fresquitas, mejor.