Entre la diversidad de asuntos que dan de si estas elecciones hay uno que queremos destacar y es el de la diferencia entre los resultados de las encuestas a pie de urna y los resultados finalmente habidos en los comicios. Dicha diferencia vendría a ser poco más o menos la siguiente:
a) Al PP le daban 114 escaños en la encuesta. Obtiene 123. Son 9 escaños positivos de diferencia. Un 8 por 100 más.
b) Al PSOE le daban 81 escaños en la encuesta. Obtiene 90. Son 9 escaños positivos de diferencia. Un 9 por 100 más.
c) A Podemos le daban 80 escaños en la encuesta. Obtiene 69. Son 11 escaños negativos de diferencia. Un 16 por 100 menos.
d) A Ciudadanos le daban 50 escaños en la encuesta. Obtiene 40. Son 10 escaños negativos de diferencia. Un 20 por 100 menos.
e) Finalmente tanto a IU como a Bildu les daban 4 escaños respectivamente en las encuestas. Obtienen la mitad, es decir dos. Un 50 por ciento.
La primera impresión que esto produce es que un porcentaje decisivo de la gente miente cuando se le pregunta. El porcentaje de embusteros está en relación inversa al número de escaños. Cuantos más escaños se obtienen el porcentaje es menos significativo (8 por 100 en caso del PP) y cuantos menos escaños se obtienen el porcentaje es más significativo (50 por 100 en el caso de IU o de Bildu) Prestando atención a las diferencias antes señaladas se pueden identificar donde han ido a parar los votos emitidos respecto de los declarados. Así en el caso del PP los 9 escaños que crece parecen proceder de Ciudadanos. En el caso del PSOE los 9 escaños que crece parecen proceder de PODEMOS En el caso de PODEMOS se puede suponer que los votos vienen de Izquierda Unida y de Bildu. Se podría interpretar que una cosa es la intención de voto en la que predominaría el elemento ideológico y otra cosa es la emisión de voto en la que el predominio se orientaría hacia el lado más posibilista, más práctico.