Esto era un pueblo en el que habían dos fontaneros que eran dos sinvergüenzas Por ejemplo de arreglar el wáter cobraban cien euros y además en negro En esto que un chaval dice yo quiero ser fontanero decente y honrado Y empezó a promocionar sus servicios no por ellos mismos sino denunciando que los otros dos fontaneros eran unos sinvergüenzas Claro la gente enseguida empezó a llamarlo Honrado, un fontanero honrado Pero resulta que el fontanero decente y honrado lo único que tenía de fontanero era llamar a los otros fontaneros corruptos y sinvergüenzas De modo que un día cuando le dijeron de arreglar un wáter jodió la cañería y lo llenó todo de mierda Moraleja En la fontanería y en la gestión de asuntos públicos no basta con demostrar que el prójimo es un sinvergüenza sino que además hay que saber hacer las cosas Y cuando un fontanero lleva más de un año saliendo por la tele denunciando a los otros fontaneros por sinvergüenzas lo más probable es que no tenga demasiada idea de fontanería" John Stuart Mill "El progreso de las naciones" Editorial Siruela, 2006