Crticas y comentarios a La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre de Naomi Klein

Crticas y comentarios a La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre de Naomi Klein
Crticas y comentarios a La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre de Naomi Klein

autor.: cejuanjo

Remitido el 11-12-13 a las 10:45:35 :: 3264 lecturas


Vamos a ver. La doctrina del shock toma como fundamento el libro La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre que es un libro de 2007 de la periodista canadiense Naomi Klein. Para empezar la autora del libro no es economista, es periodista. Es decir: analiza las situaciones no mediante el estudio de los factores que intervienen en el mercado sino a partir de la coyuntura creada por un hecho noticiable suponiendo que determinadas perturbaciones, como la Guerra de las Malvinas, el 11 de septiembre, el Tsunami de 2004 en Indonesia, o la crisis del huracán Katrina pudieron haber sido aprovechadas con la intención de forzar la aprobación de una serie de reformas. Esta percepción debe atacarse sin piedad porque los hechos que la periodista toma como fundamentación fáctica de su discurso no tienen nada que ver entre si e incluso el trauma social (shock) es distinto en unos casos de otros. No hay nada, insistimos, nada que desde un punto de vista económico e incluso social y subsecuentemente político establezca términos comparativos entre lo que pasa en Argentina después de la derrota en la guerra de las Malvinas con lo que ocurre en Estados Unidos (Nueva Orleans) tras el paso del huracán Katrina. Y esta ausencia de términos comparativos comporta la de un común denominador y por tanto la de una regla aplicable a supuestos en los cuáles un país o un territorio de un país han sido víctimas de una calamidad y de esa calamidad se siga una concreta línea económica. En Argentina por ejemplo la pérdida de las Malvinas supone la restauración de la democracia. En Estados Unidos el huracán Katrina no afecta para nada a la reelección de Bush. Esto hay que tenerlo muy claro. La tal Naomi es tan fantasma como el Gay de Liebana o el niño Becerra y ese carácter fantasmal no lo cambia el hecho de que en algunas universidades se plantée esta doctrina como materia docente. Sigue siendo una fantasmada.


Los autodenominados profesionales de la doctrina de choque no son más que esos curanderos que acertadamente calificaba Marx. Los mismos tienden a buscar una pizarra en blanco en el cual plasmar su ideal de crear economías de libre mercado, en el que inevitablemente requiere normalmente una violenta destrucción del orden económico preexistente. Orden económico preexistente que en absoluto está destruído. Estados Unidos sigue siendo tan capitalista como antes del Katrina. Por ejemplo. Nada digo de las presuntas similitudes entre la crisis económica y la doctrina original de la terapia de choque, una técnica psiquiátrica donde se aplicaron choques eléctricos a los pacientes con enfermedades mentales. No hace falta que se diga. Es una memez.


Tomando como ejemplo el caso de Haití lo primero que habría de tenerse en cuenta según las recetas de esta secta pseudoeconómica es que los cataclismos padecidos por esta parte de la isla de Santo Domingo han destruído un orden económico preexistente. Pues bien. ¿De que orden se trata? ¿De las chabolas? Por favor, que no toquen los huevos. Los cataclismos padecidos por Haití han destrozado la vida de cientos de miles de personas arrasando con sus pobres enseres pero no han destruido ningún orden socioeconómico porque allí no había ningún orden socioeconómico. Otra cosa hubiera sido en la República Dominicana - el lado feliz de Santa Domingo - pero de allí no consta nada.


El único efecto que ha traído consigo sobre la depauperada Haiti el cúmulo de calamidades es un incremento de la prostitución, de la delincuencia y de la economía sumergida (por ejemplo ese estraperlo cuyo sobrevuelo sobre la economía española el mamón del Niño Becerra). Ni hay grandes obras públicas ni las multinacionales han visitado el devastado territorio para reclutar en régimen de semi esclavitud una mano de obra barata y abundante. No han aparecido empresas depredadoras para aprovecharse de la desgracia ajena porque no hay nada que aprovechar.


Como colofón: cuando los tocahuevos de los viernes vean que ya no rinde la pizarra de Gil de Liébana que se traigan a la Naomi que tenemos la risa asegurada.

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