Informa El País en su edición de hoy que el alcalde de Málaga dijo la semana pasada que era capaz de gastar solo 15 litros durante su aseo personal. Pero no contento con el dato, quizás por falta de rigor, el fin de semana le dijo a su mujer que lo cronometrara durante la ducha. Primero contaron los segundos que tardó en mojarse y después, los que se demoró en enjuagarse. El tiempo de enjabonarse no lo tuvieron en cuenta porque el grifo permaneció cerrado. La parte final de la prueba consistió en echar en un barreño agua durante el mismo tiempo que había durado la ducha y el resultado fueron 11 litros. “Estoy dispuesto a hacerlo ante notario”, añadió.
¿Dónde está el problema? Como el lector más conspícuo se habrá percatado:
a) Cuando se cronometra lo que se mide es el tiempo.
b) Cuando se habla de litros se está hablando de capacidad.
c) El tiempo y la capacidad son magnitudes distintas aunque intente demostrarse otra cosa ante notario.
Por ejemplo. Juan y Pedro son beben cerveza. Para ver cuál de los dos consume menos ponen en marcha un cronómetro. Juan tarda dos minutos en beberse dos cervezas. Pedro tarda tres minutos en beberse una cerveza. Como el resultado del cronómetro demuestra que Juan ha tardado menos de ello se infiere según la lógica del alcalde malagüeño que Juan ha bebido menos cerveza.