Hijas e hijos que la presente vieréis y entendieréis sabed de la Junta de Extremadura identifica como una modalidad de acceso a la función pública aquella que tiene como protagonistas a quienes denomina discapacitados psíquicos por retraso mental. Semejante expresión nos pone sobre la pista de que las riendas del gobierno del ente autonómico no las sujetan expertos cocheros sino los burros que deberían estar tirando del carro. Porque a estas alturas del siglo nosecuantos referirse a las personas llamándolas retrasados mentales es como mínimo de mala educación. Además ¿dónde coño están los retrasados mentales? Los tios y las tias que preparan oposiciones no son retrasados mentales. Los que son retrasados mentales son los tios y las tias que se dedican a mandar curriculums esperando que les enchufen en un empleo fijo, seguro y bien pagado en Carrefour o las víctimas del tochomocho que pusieron sus ahorros en preferentes pensando que el tio del banco los había visitado para haserlos ricos. Esos son los retrasados mentales. Y naturalmente no han echado instancia.