Desde hace algún tiempo el padre de mi mujer que vive con nosotros no sale a la calle. Y en Mercadona me preguntan por él. Pese a que tiene un resfriado en los ojos de mis amables interpelantes percibo el brillo de quien espera le comunique que se ha muerto o que tiene alzheimer o una cosa de esas. Ayer me preguntó por él un vecino y sin pararme a pensar demasiado en el propósito perseguido con ello le dije que estaba muerto y que lo teníamos encerrado en un cuarto para no perder la paga. Eso fue sobre las 8:45. Pues bien esta mañana a las once llama al timbre de la puerta una vecina para buscar al abuelo. Y cuando lo ve sentado en el sofá se asombra exclamando "pero si yo lo veo muy bien" Es decir que la infeliz se había creído en infundio que con animus iocandi le había dicho a otro beato tan cretino como ella.

De lo expuesto y razonado se pueden sacar diversas conclusiones. Las resumo en dos La primera que debo cortarme el pelo y afeitarme más a menudo. Posiblemente doy la imagen de un asesino loco - lo bastante loco como para ir comentando por ahí sus asesinatos - La segunda que la gente es tan imbécil que está dispuesta a creerse cualquier cosa que desee escuchar Y en este sentido hay que decir que lo realmente preocupante de las preferentes no es que los bancos malos se aprovecharan de los viejecitos buenos sino que los viejecitos buenos crean que los bancos malos están ahi para que ellos ganen pasta

Hale, a cagar.