autor.: cejuanjo
Remitido el 20-04-14 a las 02:04:14 :: 2453 lecturas
Erase una vez en un remoto lugar un Príncipe que había de desposarse gozando a este respecto de entera libertad en contra de lo que suele ser habitual en este tipo de historias. Tras probar con las webs de contactos con resultados poco satisfactorios fue a visitar a un sabio que vivía en la montaña. El sabio le dijo: para encontrar a la mujer que buscar primero tienes que dar cien vueltas a ese estadio y después ir a las tres estancias que te señalaré. Hizo tal el príncipe y ya cansado y agobiado acudió a la primera instancia. Llamó a la puerta y le abrió la primera doncella que histéricamente le reprochó que hubiera tardado tanto y que viniera en esas condiciones mostrándose sólo dulce y tierna cuando se puso a contarle su puto rollo. El Príncipe abandonó la estancia y paso a la segunda. En la segunda le abrió una doncella en bolas que le propuso hacerle una zambomba más como él venía hecho polvo no estaba en condiciones de echar un polvo. Así que pasó a la segunda instancia. Allí le abrió una chica sencilla, no especialmente hermosa que ofreciéndole una cerveza fría le preguntó si quería otra. El Príncipe creyendo que había encontrado el verdadero amor pero entonces el sabio le dijo. Te jodes y te quedas con la primera, mamón.
Moraleja: La culpa es teua per pishorro
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