autor.: cejuanjo

Remitido el 13-05-13 a las 07:55:22 :: 2362 lecturas


Uno de los pocos aciertos que suma el haber del Gobierno Autonómico Madrileño es el de condicionar la inclusión en las Bolsas de personal docente al requisito de pasar aunque sea con un cinco las pruebas de una oposición. Sin embargo y pese a que el sentido común tiende a exigir que un profesional sea capaz de superar él mismo los exámenes de lo que examina, la recua sindicalista eleva la indignación de sus rebuznos. El Anpe y otras centrales hablan de justicia y fundamentan su pretensión en el valioso activo de la experiencia de estos profesionales. Ante este fundamento decimos que no hay que confundir experiencia con antigüedad. Por ejemplo de un estudiante que lleva años repitiendo una asignatura en su carrera – pongamos el Romano, como aun parece le ocurre a Pepiño Blanco – no diremos que tiene experiencia. Diremos que lleva años. Que tiene, por tanto, antigüedad. Y es desde luego poco probable que los que le examinen por tercera o cuarta vez lo aprueben por su experiencia. Poco probable no, seguro. Por idéntica y profesoral regla de tres el que esto opina y razona hace tiempo que debería formar parte del tercer poder del Estado. Ya tengo ocho años de “experiencia” yendo a los madriles. Valiosa experiencia que desde luego no parecen tener muy en cuenta cuando me largan en los orales. Ni la mía ni la de bastantes otros que nos estamos chapando inmensidades frente a las que lo que les piden a los docentes en sus exámenes que no pasan de ser polvo en el viento. O sea chavales, que el que cobra por examinar que se examine.  

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