Diversos autores nos dan diferentes técnicas exitosas para aprender a relajar a los pequeños ahorradores. Entre las más conocidas encontramos la terapia conyugal. La terapia conyugal es una relajación en pareja, muy buena para realizar con matrimonios estables. Según Gestner en un 92 por 100 de los casos dicha estabilidad se debe a que el marido lleva años haciendo el cabrón. Hay que aprovecharlo. De lo que se trata es de inducir a través de sensaciones en el ánimo de la cónyuge que el imbécil no quiere aprovechar las ventajas que le ofrece el comercial. Podemos utilizar también algún presente u obsequio para ayudarle a crear la tensión-distensión siempre que sea necesario.

Las sesiones de relajación no deben durar más de 10 o 15 minutos, tiempo necesario para que se ponga en evidencia que el problema no son las suspicias del beneficio financiero que le ofrecemos sino la actitud remisa del cabrón que desde luego no es de ahora. Es de siempre. Y el problema de verdad es que bebe. Borracho, que es un borracho.

Si las sesiones de relajación fueron exitosas la inversora acudirá en un 92 por 100 de los casos a la oficina donde gustoso la atenderá no el comercial que debe seguir con su labor de calle sino el propio director de la agencia quien en modo ostensible la hará pasar a su despacho en un ambiente de calma, se puede poner música ambiental muy tranquila que favorezca el ambiente relajante. Debe ser una sala amplia con una temperatura adecuada, entre 20 y 22º. No debe haber demasiada luminosidad. Se debe evitar estímulos distractores, la amiga inversora tiene que entender que la relajación le va a producir sensaciones de descanso. Si hace falta debemos utilizar colchonetas y material adecuado. El tono de voz debe ser a media voz, lentamente y con paradas frecuentes.

Producida la toma de conciencia y estampada su firma todavía no podemos enviar a tomar por culo a la gilipollas Falta la firma del cabrón Se puede conseguir con simulación de realidad, por ejemplo enviando a su casa a una becaria diciendo que se ha enamorado de su perfil de Facebook o más comodamente haciendo una raya con el bolígrafo porque eso luego va a dar igual que no lo miran. Cuando esté todo firmado entonces si.