En contra de lo que a primera vista pudiera parecer el repaso de los sumarios de los Boletines Oficiales no constituye un trámite aburrido sino que es manantial del que brotan frescos solaz y esparcimiento. Sobre todo cuando el sumario que se lee lo es de la gaceta oficial de esta tierra de Camps, Berlanga y servidor. O sea la Comunidad Valenciana.

Así en este miércoles, 2 de junio de 2010, en un contexto de crisis económicas e incesantes acciones procesales por cohechos impropios leemos estupefactos que el Consell que preside Francisco Camps, uno de los más endeudados y más acometidos judicialmente del mundo, emprende singular iniciativa reglamentaria asignando al número 92 de los Decretos que lleva promulgados en este 2010 el fin de declarar Bien de Interés Cultural Inmaterial la Solemnidad del Corpus Christi en la ciudad de Valencia. Un fin cuyo marcado carácter episcopal y eclesiástico induce a ponernos sobre la pista de que el ilustre alopecico que rige los destinos del Antiguo Reino de Valencia quiere estar a bien con Dios ante las acometidas del Juez Pedreira. Sea porque espera que una cohorte de ángeles le rescate del sumarial vilipendio o sea porque consumadas la consecuencias jurídicas del art. 426 C.P. busque paz y sosiego monacales que le rediman del político tráfago que hoy le devora.

En cualquier caso y visto el asunto desde el plano constitucional el que esto expone y razona gustaría conocer que encaje li donen els Serveis Juridics de la Generalitat a aquesta Declaració dins del contigut del art. 16 de la Carta Magna (que no vol dir que en la Carta que ens donen en la Cafetería tinga que hi haver un gelat Magnum).