El ministro orquesta, José Blanco, considera que en España "los impuestos son muy bajos" y cree que debe abrirse una reflexión sobre si deben subirse para lograr servicios e infraestructuras de primera. El titular de la cartera de Fomento lanza su propuesta en la tarde de agosto de un domingo especialmente festivo (la Mare de Deu d Agost), un día en el que el calendario impone pasearse por la playa y evitar por todos los medios primero discurrir sobre la necesidad de reformas fiscales y segundo y si se discurre sobre las mismas darlas a conocer. Sobre todo cuando no se concreta nada, absolutamente nada, y por tanto lo único que se hace es o asustar o el ridículo.

Está claro que nuestra presión fiscal no es la de Alemania ni es la de Francia. Está tan claro como que nuestros salarios se parecen cada vez más a los de China. La cuestión es por tanto si pueden ser compatibles unos salarios chinos con unos impuestos alemanes, porque desde luego no le queda lo mismo a un mileurista después de pagar el 37 por 100 que a un diezmileurista después de que el fisco se lleve el 42 por ciento. Eso es algo así como la progresividad, tema que aparece en segundo de Derecho que es el curso al que no llegó Pepiño porque después de varios años fue incapaz de aprobar el Derecho Romano.

Conclusión: si no quieren dimitir que no dimitan pero por lo menos que no hablen. Porque si hablan la cagan.