La conocida presentadora de televisión lleva un blog en terra.es donde episcopa sobre el sexualismo en sus diferentes matices y en sus distintas posiciones. Algunas ciertamente inverosímiles. Nos hemos acercado allí para ver si en esta fría noche de invierno nos calentamos y no hemos de esconder que así ha sucedido. Y es que desde siempre Karmele nos ha producido una intensa y rara excitación (y tan rara).

Acontece que el advenimiento de nuestro deseo tuvo lugar por la época en que le dió por cantar Gibraltar Español. Aquella pésima evocación donde se confundía el viril "a la lid" con un trémulo "alali alali" en afán luego eurovisivo nos tentó a llamarle por teléfono. No lo hicimos. Vinieron luego los actos de simulación sexual explicativos del uso y disfrute de las bolas chinas. Y tantas y tantas otras apariciones (incluyendo aquellas en las que degusta un lácteo yogur)configuradoras de una progresiva composición de lugar en la que ella finalmente acaba deviniendo inalcanzable meta de lujuria.

No nos excita el etíope musculado que ase del abdomen a una infeliz plastificada, ni la propia infeliz plastificada, ni desde luego el zagal que amenaza su tragaluz del amor con ocultos esplendores. Quien nos excita es la propia Karmele y la atención desvaída con que presuntamente nos contempla.

Leerla quizá no tanto.