En su intervención en la convención nacional del PP, el portavoz de Justicia del partido, Federico Trillo ha defendido la cadena perpetua para hacer "más creíble" el Código Penal, y ha explicado que también incluiría reducir a dos las 28 penas que tiene recogidas el código. Según los datos del PP, la cadena perpetua revisable es apoyada por el 82% de la opinión pública.

Ante propuestas así uno se pregunta, sumándose al parecer más unánime de la doctrina, como se puede hacer compatible el artículo 25 del texto constitucional con la pena de prisión perpetua que ahora propone Federico Trillo, aquel que fue Ministro de Defensa cuando lo del Yakolev - que no se nos olvide -. Y así dicha doctrina más unánime viene a coincidir en que la pena de prisión, como pena privativa de libertad por excelencia, es una pena de NATURALEZA TEMPORAL no de CARACTER PERMANENTE. El carácter permanente excluye el fin de reinserción social del penado ya que se parte de antemano de la premisa de que el mismo necesita estar siempre y mientras dure toda su vida entre rejas.

Y al hilo de lo dicho hay que tener en cuenta que la pena de prisión perpetua solamente ha figurado en dos de los Códigos que configuran la trayectoria de nuestro Derecho Penal: el Código de 1848 y el Código de 1870. No aparece, y si he leído mal que alguien me corrija, en el Código Penal de 1944 del Régimen de Franco.

Además hay que tener en cuenta que la problemática mayoritariamente suscitada por el hecho delictivo no se manifiesta a nivel de calle en los hechos que darían lugar a cadena perpetua - por ejemplo el homicidio de un Jefe de Estado extranjero en territorio nacional - si no en atracos, agresiones, etc., etc. que desde luego y desde un punto de vista penitenciario plantean problemas de otro tipo.