Hay que tenerlos así, como melones, primero para ponerle a un puesto de trabajo en donde sea y de lo que sea un nombre que parece una síntesis moderna de la colección de títulos de la Duquesa de Alba y segundo para tomárselo en serio. Gestor de Innovación de la Excelencia Internacional. Nada más y nada menos. Porque no es lo mismo ser un puto conserje, un puto celador o un puto auxiliar que un Gestor de Innovación de la Excelencia Internacional. Así cuando a uno le preguntan en que trabaja y ese uno contesta que es Gestor de Innovación de la Excelencia Internacional seguro que el interpelante se queda boquiabierto convencido de que el interpelado es algo así como el Zuquelberger y Billgates pero en casteyá.

Pues éteme aquí que el cargo existe y forma parte de la plantilla orgánica de la Universidad de Zaragoza, habiendo cobrado aviso del mismo por obrar en el BOA de esta fecha, martes y trece, anuncio de que existe pues ha sido aprobada lista de espera de Gestores de Innovación de la Excelencia Internacional. Y uno se imagina esperando a los de la lista a que los llamen para arreglar el mundo o cosa parecida que esa y no otra es la vocación que palpita en su pecho y alienta su espíritu.

Desde aquí plugimos a los mandamases de Zaragoza y sus universidades a que desnaten de rimbombancias las denominaciones de sus puestos de trabajo. O si no que hagan lo que les salga de sus excelencias internacionales. Que igual es eso.