Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 tienden a confirmar la impresión de que la política económica del Gobierno tiene como fin esencial el cumplimiento del objetivo de déficit fijado por Europa (un 5,3% del PIB) aguardando como fruto de la maduración de las circunstancias la reactivación económica. Lo preocupante es que la estrategia de maduración de esto último se apoya en fórmulas tan peregrinas como las de una “amnistía fiscal” en donde lo que más resalta es una suerte de iluminismo marianista que tiende a confundir los deseos con la realidad. ¿Va a aflorar la economía sumergida porque lo quiera el Mariano? ¿o es más bien que se trata del único cartucho que tiene en la recámara para abrir fuego contra la recesión?
En cualquier caso no se parece estar convenciendo a nadie. Ni los beneficiarios de la amnistía fiscal están entregando las armas ni los mercados financieros que tanto exigían la estabilidad y los recortes presupuestarios parecen haberse tomado en serio la emisión de la deuda. ¿Será que piensan que la incapacidad para crecer impide la devolución de las deudas? ¿Será quizá que el remedio de la depauperación es peor que la enfermedad del despilfarro?
En realidad el problema de nuestra economía es un problema doble: por un lado el estrictamente económico Por el otro el económico político Hay que decir claramente que el Gobierno, que este Gobierno, no tiene ninguna estrategia de recuperación económica ni del empleo y que lo único que la interesa es quedar a bien con Europa A lo mejor lo que hace falta es plantearse algo así como quedar mal con Europa para quedar bien con una reacción económica respecto a la cuál nuestros compromisos europeístas más que una formidable ayuda son un penoso lastre Léase, la Argentina que sale del Corralito ¿O no?