Resulta poco menos que chocante que en paralelo a que el enchufado Beteta recriminara a los funcionarios por los cafelitos el Jefe del Estado partiera rumbo a Botswana para cazar un elefante en coincidencia posiblemente no buscada pero desde luego coincidente con el nosecuantos aniversario de la IIª República. Las circunstancias han querido que el solaz cinegético haya sido abortado por una caída doblemente inoportuna, excepto claro está para el elefante llamado a ser abatido a balazos. Inoportuna primero por el obstáculo respecto al pretendido solaz cinegético. Inoportuna segundo porque la plebe se ha enterado de que mientras a ella la desahucian, le recortan y le aprietan el cinturón existe en el solar patrio quien tiene humor y perras para disipar sus ocios tiroteando paquidermos. Y uno se pregunta con que autoridad moral pueden salir ahora los Betetas de turno o las Cospedales de siempre culpabilizando al televidente del mamoneo de la crisis. ¿O no?