El pregonado descenso del paro que desfila triunfante por los titulares es ante todo un éxito terminológico, el triunfo de la locución "fijo indefinido".

Está claro que las palabras no cambian la realidad. Se diga como se diga una piedra es siempre una piedra. Pero una cosa es la realidad y otra es la verdad. La verdad es el conocimiento que tenemos la realidad. Conocimiento que se construye con palabras. Y así, con esas palabras que no cambian la realidad, se puede dar una versión adecuada de ésta mediante la verdad correspondiente. Esa piedra puede ser una piedra. Pero si se dice que esa piedra no es una piedra sino que es dios la verdad es que la piedra es dios. O lo que al caso conviene que el paro deja de ser paro para convertirse en empleo fijo discontinuo.

La terminología nos dota pues de una herramienta eficacísima no para cambiar la realidad sino nuestro conocimiento de la misma, nuestra verdad. Así que si no eres millonario no es porque tu realidad es que eres pobre sino porque tu verdad aún no ha llegado a la evidencia de que eres millonario fijo discontinuo.