Se dice que Grecia quiere cancelar parte de la deuda y la gente los mira como si fueran pícaros que no quieren pagar lo que deben. No es así y lo voy a explicar con un ejemplo que va a entender todo el mundo. Tú suponte que te hacen falta 3.000 euros y como los Bancos no te los dejan vas a un prestamista. Y el prestamista te dice que vale pero que le tienes que dar otros 3.000 euros de intereses. Si te lo hubieran dado en el Banco - que no te lo han dado - habrías tenido que dar 300 euros de intereses.
De acuerdo con las cifras anteriores la deuda en total suma 6.000 euros pero en esos 6.000 euros hay 3.000 que corresponden a lo que de verdad has recibido, 300 a lo que serían los intereses normalmente devengados y 2.700 euros que sólo se explican por tu desesperación y por la usura especulativa del prestamista. Descontando esta última partida la deuda real no serían 6.000 euros sino 3.300. Pues en lo de Grecia y en lo de ESPAÑA pasa igual.
Tras los sofocos indignados del FMI y de la Banca que claman contra los sinvergüenzas griegos lo que se esconden son taimados caraduras que han hecho negocio a causa de la crisis griega, de la portuguesa o de la española. A esta gente no les preocupa recuperar un principal que ya han recuperado con creces sino dejar de cobrar intereses usurarios. Y esto no es nuevo: se trata de una película que vienen reponiéndola desde siempre.
Húyase pues de tomar en serio los adjetivos interesados que periódicos y televisiones emplean para calificar el asunto: forman parte de la gramática de la delincuencia institucional.